Sabemos que los biocombustibles implican en gran medida la producción de etanol derivado de plantas, como sustituto del combustible diesel derivado de fósiles. Muchas de las fuentes actuales para estos "nuevos" combustibles son productos agrícolas que sirven actualmente como factor muy importante de alimentación mundial tales como, maíz, caña de azúcar, palma aceitera, yuca, hasta la soya y semillas de colza. Es fácil darse cuenta que la crisis puede ser grande, ya que según estimaciones más de un tercio de todas las tierras agrícolas deberían convertirse a la producción de biocombustibles para que la participación de éste en el consumo de combustibles para transporte aumente a diez por ciento.
Esto es mucho espacio y ya sabemos la fuerza de los combustibles en cuanto al impacto económico se refiere, entonces será más rentable producir cultivos para combustibles que para alimento, la venta de la producción estará garantizada. Y que pasa con la rotación y el debilitamiento de la tierra por la producción de monocultivos. Se agotará y su posterior rehabilitación será casi imposible. Pero dirán algunos si es una fuente de energía "limpia" y segura porque tiene que terminar, los cultivos son renovables. Pero ¿y las consecuencias? La expansión de los monocultivos a gran escala lleva a la destrucción de bosques, sabanas y vida silvestre, encarece los precios de la tierra y de los alimentos y directamente impacta sobre las comunidades rurales. Por otro lado el encarecimiento de los alimentos será inevitable, ya lo estamos viendo, y apenas se está iniciando, bien lo dijo el Presidente del Perú Alan García "está poniendo a la comida fuera del límite de los pobres".
Lo que no está claro es si los biocombustibles son rentables. Si tenemos que sacrificar tierras de cultivo o selva virgen para obtenerlos en grandes cantidades el perjuicio económico y ecológico puede que sea muy superior al beneficio. Según investigadores y defensores del medio ambiente esto es incuestionable y se basan en estudios sobre emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera en un período de tiempo concluyendo que la reforestación de un área equivalente de terreno es capaz de absorber de dos a nueve veces más dióxido de carbono, que las emisiones que se evitarían si esa área se dedicara a producir biocombustibles durante el mismo período de tiempo por lo que la reforestación y conservación de los bosques tienen además ventajas, como la creación de más empleos, el aumento y conservación de la biodiversidad, la mitigación de la desertificación y la regulación regional del clima.
Entonces en donde está la fantasía. Para explicar esto vamos a transcribir unas conclusiones del biólogo Jeffrey Dukes quien dijo: "los combustibles fósiles que quemamos en un solo año fueron producidos a partir de materia orgánica que contiene 44 x 1081 gramos de carbón, lo cual equivale a decir que contienen unas 400 veces la energía primaria que corresponde a la productividad neta de la biomasa del planeta. O por decirlo en lenguaje coloquial, cada año quemamos el equivalente a la producción energética primaría de 4 siglos de productividad animal y vegetal de nuestro planeta. La idea de que simplemente podemos sustituir los combustibles fósiles y la extraordinaria densidad energética que conllevan mediante el uso de energías renovables pertenece al género de la ciencia ficción".
Entonces tenemos que la expansión de cultivos para producir biocombustibles conduce al envío de enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera y en nada contribuye a detener el cambio climático o el calentamiento global, muchos científicos han producido evidencia condenatoria, la cual sugiere que los biocombustibles podrían ser uno de los mayores fraudes ambientales, porque en realidad empeoran el calentamiento global al contribuir a las emisiones de dióxido de carbono producido por humanos que supuestamente deben reducirse. Los cultivos que hoy se desarrollan para producir alternativas a los combustibles basados en el petróleo emiten mucho más dióxido de carbono a la atmósfera del que puede ser absorbido por las plantas.
Los científicos descubrieron que en el caso de algunos cultivos se requerirían varios siglos para pagar la "deuda de carbono" que se genera. Estos costos ambientales no toman en cuenta la destrucción adicional del medio ambiente, por ejemplo la pérdida de biodiversidad causada al desmontar áreas de selva.
Esto es mucho espacio y ya sabemos la fuerza de los combustibles en cuanto al impacto económico se refiere, entonces será más rentable producir cultivos para combustibles que para alimento, la venta de la producción estará garantizada. Y que pasa con la rotación y el debilitamiento de la tierra por la producción de monocultivos. Se agotará y su posterior rehabilitación será casi imposible. Pero dirán algunos si es una fuente de energía "limpia" y segura porque tiene que terminar, los cultivos son renovables. Pero ¿y las consecuencias? La expansión de los monocultivos a gran escala lleva a la destrucción de bosques, sabanas y vida silvestre, encarece los precios de la tierra y de los alimentos y directamente impacta sobre las comunidades rurales. Por otro lado el encarecimiento de los alimentos será inevitable, ya lo estamos viendo, y apenas se está iniciando, bien lo dijo el Presidente del Perú Alan García "está poniendo a la comida fuera del límite de los pobres".
Lo que no está claro es si los biocombustibles son rentables. Si tenemos que sacrificar tierras de cultivo o selva virgen para obtenerlos en grandes cantidades el perjuicio económico y ecológico puede que sea muy superior al beneficio. Según investigadores y defensores del medio ambiente esto es incuestionable y se basan en estudios sobre emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera en un período de tiempo concluyendo que la reforestación de un área equivalente de terreno es capaz de absorber de dos a nueve veces más dióxido de carbono, que las emisiones que se evitarían si esa área se dedicara a producir biocombustibles durante el mismo período de tiempo por lo que la reforestación y conservación de los bosques tienen además ventajas, como la creación de más empleos, el aumento y conservación de la biodiversidad, la mitigación de la desertificación y la regulación regional del clima.
Entonces en donde está la fantasía. Para explicar esto vamos a transcribir unas conclusiones del biólogo Jeffrey Dukes quien dijo: "los combustibles fósiles que quemamos en un solo año fueron producidos a partir de materia orgánica que contiene 44 x 1081 gramos de carbón, lo cual equivale a decir que contienen unas 400 veces la energía primaria que corresponde a la productividad neta de la biomasa del planeta. O por decirlo en lenguaje coloquial, cada año quemamos el equivalente a la producción energética primaría de 4 siglos de productividad animal y vegetal de nuestro planeta. La idea de que simplemente podemos sustituir los combustibles fósiles y la extraordinaria densidad energética que conllevan mediante el uso de energías renovables pertenece al género de la ciencia ficción".
Entonces tenemos que la expansión de cultivos para producir biocombustibles conduce al envío de enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera y en nada contribuye a detener el cambio climático o el calentamiento global, muchos científicos han producido evidencia condenatoria, la cual sugiere que los biocombustibles podrían ser uno de los mayores fraudes ambientales, porque en realidad empeoran el calentamiento global al contribuir a las emisiones de dióxido de carbono producido por humanos que supuestamente deben reducirse. Los cultivos que hoy se desarrollan para producir alternativas a los combustibles basados en el petróleo emiten mucho más dióxido de carbono a la atmósfera del que puede ser absorbido por las plantas.
Los científicos descubrieron que en el caso de algunos cultivos se requerirían varios siglos para pagar la "deuda de carbono" que se genera. Estos costos ambientales no toman en cuenta la destrucción adicional del medio ambiente, por ejemplo la pérdida de biodiversidad causada al desmontar áreas de selva.
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